Rain Dogs es su obra maestra y uno de mis discos preferidos. Un
viaje pirata que comienza con la premisa de ir a Singapur a hacer pies para
zapatos de bebé y nos lleva por un mar de blues, baladas, jazz, gospel y hasta
polka. Sus canciones pueden ser oscuras y llenas de agresividad pero también
pueden ser suaves, tristes y melancólicas; todas bajo ese halo de azules y
piedras que hacen que adore éste disco. No sólo son variados los estilos y los
estados emocionales, sino también los instrumentos, siendo algunos: guitarra,
marimba, piano, órgano, saxofón y hasta un serrucho musical. “Singapore”, por
ejemplo, es una canción que cuando la escucho no puedo evitar sentirme como si
fuese un pirata navegando bajo la luna en un cielo verde. La forma en que Tom canta apoya mucho esa idea,
al igual que versos como “We sail tonight
for Singapore/We are as mad as hatters here” que hace referencia a “Alicia
en el País de las Maravillas” mostrándonos la fantasía que Waits le impregna
a su música. En “Cemetery Polka”
nombra a todos sus familiares presuntamente muertos y a sus características en
una tonada bastante graciosa. De repente, empieza la parte triste del álbum con
“Hang Down Your Head” y “Time”, y es que es difícil creer que
alguien con una voz tan demacrada como Waits pudiera cantar baladas tristes,
pero lo hace y lo hace muy bien; dando esa sensación de melancolía amorosa que
forma parte del eclecticismo del disco. “Rain
Dogs” inicia con una melodía de armónica, y con un estilo blues nos resume en una línea la posición de
Waits en este trabajo: “For I am a rain
dog too” ya que, en su visión, los “perros de la lluvia” son esos perros a
los que la lluvia les borró el camino de regreso a casa y están perdidos en la
gran Manhattan, buscando que alguien les diga a donde ir. Rompe este estado con
“Midtown”, una composición de jazz que recuerda mucho a una película de espías
y cuya disonancia en ciertos momentos, muestra la locura por la que pasa esta
ciudad.Luego habla de los problemas por los que pasa una ciudad llamada
Hennepin en “9th and Hennepin” acompañado de un instrumental un poco tenebroso
que le da un toque de historia de terror a la canción. Este paseo marítimo
termina con el grito angustiado de “Anywhere
I Lay My Head” donde desesperadamente clama que donde sea que pose su
cabeza, lo llamará hogar y le da un epílogo estilo marcha para cerrar con
broche de oro.
No sólo su voz; no sólo su
creatividad a la hora de hacer instrumentales para sus trabajos, sino el
simbolismo que añade a sus letras, basado en cuentos de fantasía y piratas o
experiencias en tiendas de donas y la variedad de estilos de los que se sirve;
es lo que hace que éste sea uno de mis álbumes preferidos.
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